Thursday, June 28, 2012

Inversiones: el gran reto que tiene Brasil por delante

Brasil está de moda. Por lo tanto, una gran cantidad de inversores globales invierte en empresas, bonos y fondos de este país. ¿Es esto una buena idea? Veamos algunos de los desafíos que el gigante latinoamericano tiene por delante

Este fenómeno, por supuesto, no es nuevo. Brasil hace muchos años que seduce a inversores de todo el mundo. Pero invertir en Brasil no es fácil. Entender la cultura brasilera y superar los controles y regulaciones que impone el Gobierno brasilero para hacer negocios es un desafío importante.

Para que nos demos una idea de estas dificultades, según el Banco Mundial, se necesitan 13 trámites y 120 días para abrir una nueva empresa en Brasil. En Argentina, los trámites para hacerlo son mayores, 14, pero el tiempo es mucho menor, sólo 20 días. En otros países, como Australia, sólo se necesita un trámite y dos días para crear una empresa.

Sin embargo, los casi 200 millones de habitantes que tiene Brasil y su enorme mercado interno hacen que este esfuerzo valga la pena. Pero lo que más seduce a todos estos inversores es el alto ritmo de crecimiento que tuvo la clase media local en la última década. Según explicaba el diario El País de España:
"En los últimos años la reducción de la desigualdad económica y social no ha dejado de disminuir en Brasil, hasta el punto que hoy supera, y multiplica por tres, las previsiones de la ONU, según revela un estudio de la prestigiosa Fundación Getulio Vargas (FGV) titulado De vuelta al país del futuro.

"Lo que mejor refleja la disminución de las desigualdades económicas en Brasil es el sorprendente crecimiento de la clase C, cuyas familias tienen ahora menos de dos hijos (en 1960, la media era de siete), se preocupan más por la educación de sus hijos y por tener un empleo fijo, así como por profesionalizarse.

"Desde 2003 hasta hoy más de 40 millones de personas (casi la población de España) salieron de la clase E (estado de pobreza) a la nueva clase C. Y esa nueva clase C, dado que no se vislumbran señales de que el ritmo de bajada de las desigualdades pueda detenerse por el momento, supondrá 118 millones de ciudadanos ya en 2014. Es una clase que comienza a ser indispensable en todas las grandes decisiones del país, como es el caso de las elecciones.

"Es una clase media, que aunque es todavía baja, posee ya una capacidad de adquisición de bienes de consumo superior a las de las clases altas y medio altas A y B. Se calcula que esa clase C emergente representa ya el 40% del PIB nacional.

"La estructura social en Brasil se ha modificado, en efecto, radicalmente. Ya no es aquella pirámide en la que la base mayoritaria la formaban los pobres, con un centro minoritario de clase media y una punta de un 5% de ricos. Hoy el 52% de aquella pirámide lo representa la clase media, un 10% los ricos, un 28% es aún de pobres y un 10% de miserables. Juntos, pobres y miserables (estos últimos generalmente analfabetas) ya son minoría y no deciden los destinos del país.

"Los expertos no se ponen de acuerdo acerca de lo que significa ser clase media. ¿Es solo no ser ya pobre y poder adquirir electrodomésticos? ¿O es la clase media un 'concepto cultural'? Hoy se consideran en Brasil de clase media aquellos que ganan desde 1.200 reales (unos 500 euros) hasta 4.000 (unos 1.800 euros). En realidad se trata de varias clases medias, pero que ya han salido de la atávica zona de la pobreza y de la miseria".

La gran historia que buscan los inversores globales es justamente ésta: un país que supere el estancamiento y logre sacar masivamente a su población de la zona de pobreza. Si eso se da, no sólo el bienestar del país se incrementará, sino también las rentabilidades de los inversores que apostaron a este crecimiento. El mejor de los dos mundos.

Por supuesto que este incremento también está provocando que haya cada vez más millonarios en Brasil. Una muestra de esto es la cantidad de helicópteros que uno puede observar por los cielos de San Pablo. Es realmente impresionante ver el "tráfico aéreo" que se da en esta gran capital.

Pero las cifras también confirman esto. Según el último informe titulado "La riqueza en el mundo 2012", publicado por la consultora Capgemini y el banco RBC, Brasil fue el país del mundo con mayor crecimiento en la cantidad de millonarios, durante el último año. En 2010 había 155.000, mientras que el último año el número de millonarios llegó a 165.000, es decir, un crecimiento del 6,2%, el mayor del mundo para 2011.

Este informe considera millonarios a todas aquellas personas con patrimonios líquidos mayores al millón de dólares. Veamos el ranking:
grafico nombre
Para entender la importancia de Brasil en el mundo de las inversiones globales es relevante el dato que señala que de las economías dentro del BRIC (que incluyen a los mercados emergentes más grandes -Brasil, Rusia, India y China-), Brasil ocupa el segundo lugar en cantidad de millonarios. Por delante de gigantes como Rusia e India.

Todos estos fenómenos que se dieron en Brasil durante la última década seducen a muchos. Pero el problema es que este "carnaval carioca" puede no durar para siempre. Las tentaciones populistas en un país como Brasil están siempre latentes. Y en ese sentido, el manejo de una empresa como Petrobras puede ser un caso testigo para todo el futuro de la economía.

Un ejemplo: desde el año 2008 que el precio de las naftas no se ajustan en Brasil. El Gobierno, que tiene control de la petrolera brasilera, no quiere hacerlo para no incrementar la inflación local, que si bien no llega a los niveles de los de Argentina, registra una cifra del 6% anual.

Esta política de control de precios por supuesto que está trayendo grandes problemas para la empresa petrolera que, en definitiva, termina vendiendo la nafta a pérdida.

Durante el último año Petrobras perdió US$ 7.000 millones por este tema, casi la mitad de todo el beneficio de la compañía en el mismo período. Como consecuencia de esto, los inversores están castigando fuerte el precio de la acción de esta empresa, que bajó en un 40% durante el último año.

Esto a pesar de haber anunciado el descubrimiento de impresionantes reservas de gas y petróleo adicionales y de haber anunciado el plan de inversión más ambicioso de una empresa petrolera en el mundo, que incluye inversiones de US$ 216.000 millones, hasta el año 2016. Los inversores están preocupados porque piensan que si la compañía no sube los precios del petróleo, este plan va a quedar en la nada y la empresa va a comenzar a perder dinero, tarde o temprano.

La semana pasada se conoció la noticia de que, finalmente, los gobernantes brasileros aprobarían un incremento del 15% en los precios de las naftas en el corto plazo. Como consecuencia de esta información, el precio de la acción de Petrobras subió un 7% en sólo un día.

Intuitivamente uno tiene el impulso de decir que esta situación es injusta ya que uno puede pensar que "si los precios aumentan, toda la población brasilera va a sufrir ya que su poder adquisitivo va a bajar. Pero a pesar de esto, los inversores festejan y el precio de la acción sube. Es decir: el pueblo sufre y los inversores festejan".

Mi punto de vista es que este pensamiento es uno de los grandes culpables de las crisis económicas que tienen los países en forma recurrente. Porque el pensamiento mágico que asume que impidiendo una suba de precios en un producto, como la nafta, puede evitar que el pueblo sufra, es falso. ¿Quién cree que va a pagar las pérdidas de Petrobras si esta empresa en algún momento comienza a perder dinero?

Sí, adivinó: los mismos brasileros. De la misma manera que los argentinos estamos pagando las pérdidas que se dan en Aerolíneas Argentinas todos los años y de la misma forma que vamos a terminar pagando las pérdidas que se dan en todas las empresas energéticas del país que están quebradas por tener precios congelados desde hace años.

La única diferencia es que ese pago el pueblo lo realiza en forma indirecta, vía impuestos o inflación, pero la realidad es que no dejamos de pagar estas "fiestas" que arman los políticos.

Un Gobierno responsable no evita que los precios suban cuando no queda otro camino económicamente viable para hacerlo. Sino que se focaliza en crear las condiciones para que los ingresos de estos ciudadanos y los de las empresas suban para contrarrestar ese aumento. Ese es el secreto y allí tendrían que ir todos los esfuerzos de un Gobierno.

El Gobierno brasilero parece estar dándose cuenta a tiempo de que lo peor que puede pasar es que una empresa, como Petrobras, pierda dinero. Y esto, aunque parezca lo contrario, es una muy buena noticia para los brasileros. Es una muy buena noticia para los inversores.

Fuente: Federico Tessore para Inversor Global


No comments:

Post a Comment